La eterna espera: Penélope vs Ulises.


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Penélope y Odiseo, (Johann Heinrich Wilhelm Tischbein)



En el relato de la Ilíada de Homero en la mitología griega, Penélope encarnaba al  personaje de la esposa enamorada que esperaba casta y pacientemente el regreso de su amado Ulises, tejiendo un sudario por el día y destejiendolo por la noche. Por su parte, el apuesto Ulises se encontraba navegando con sus aguerridos guerreros elenos, mientras disfrutaba de los placeres de la vida, surcando las aguas del mar Egeo y viviendo centenares de aventuras, eso sí, mientras su mujer esperaba y desesperaba durante años la vuelta de su marido, rechazando a los continuos pretendientes que la cortejaban. 

Pues bien, el Síndrome de Penélope por alusión a la mítica figura mitológica, hace referencia al proceso psicológico que pasa toda persona, hombre o mujer, que espera pacientemente a su expareja, albergando la absurda esperanza de que vuelva a su lado algún día, por mucho tiempo que trascurra o  incluso, a pesar de haberle dejado por otra persona. 

Te contaré que hace algún tiempo vino a mi consulta una señora de mediana edad, bien parecida,  universitaria y gerente de una empresa del sector deportivo, que pretendía contratar mis servicios profesionales  para que le ayudara a "reconquistar" a su ex marido. Así como suena, decía necesitar un experto en relaciones de pareja para que le aconsejara qué hacer o cómo actuar para volver a atraer a su ex pareja, sin preguntarse siquiera si su ex deseaba o no volver con ella. 

Pues bien, al parecer, ambos estaban separados (aun no divorciados) desde hacía ya 7 años y compartían un hijo en común de 9 años, cuya custodía la ostentaba la madre. El ex marido residía en otra comunidad autónoma en la otra punta de España, vivía con otra mujer y tenía otro hijo con esa mujer, además, según pude saber posteriormente, era realmente feliz con ella. Sin embargo, mi paciente mantenía  la firme, aunque ilusoria, esperanza de que su ex marido volvería a su lado algún día, pues según ella, él no era feliz con esa otra mujer y sabía que acabaría abandonándola para regresar junto a ella. 

En sesiones posteriores y conforme iba ahondando en el caso, llegué a la sólida conclusión de que mi paciente sufría del Síndrome de Penélope. Esta señora tendía a analizar cuidadosamente y malinterpretar a su favor ciertos comentarios, expresiones o cambios de entonación, que el ex marido emitía por teléfono cuando llamaba para hablar con su hijo o bien, las ocasiones que se veía cara a cara cuando bajaba a Córdoba a recoger al hijo. Todo lo que su ex dijera o hiciera lo interpretaba ella a su favor, como “señales de reconciliación”. Tanto es así, que llevaba alimentando dicha esperanza todos esos largos años, durante los cuales, tuvo varias oportunidades de rehacer su vida, de ser feliz, de vivir independiente, de desprenderse de esa insana ilusión que la tenía ancla al pasado, incluso, de volver a enamorarse, pero fue rechazando uno a uno a los pretendientes que se le acercaron en estos años, sólo por mantener viva la llama de la esperanza.  

Como podrás suponer, mi labor profesional consistió en desmontar su ilusoria e insana esperanza, ponerla en valor, empoderarla, facilitarle el afrontamiento de la cruda realidad y ayudarla a rehacer su vida, sin la necesidad de un ex a su lado.

Por otro lado, nos encontramos el caso contrario, aquella persona, sea hombre o mujer, que como Ulises, un día decide irse de su lado, abandonar a la pareja e hijos, si los tiene, y marcharse a vivir otra vida con o sin otra pareja. Pero eso sí, antes de irse le pide a su amada/o que le espere, pues él o ella volverá. Yo le llamo el Síndrome de Ulises, aludiendo al navegante griego mencionado anteriormente. En otras palabras, una persona decide romper su relación sentimental, abandonar a su pareja, dejar la convivencia (si la hubiese), con el único propósito egoista de tener libertad para vivir su propia vida y conquistar a otras mujeres u hombres, sin tener que cumplir con las obligaciones de fidelidad, confianza, respeto, honestidad que se espera de una pareja, liberado del peso del remordimiento o la culpa y, encima, muestra la desfachatez de pedirle a la pareja que le o la espere que regresará, a veces, haciendo comentarios como "me voy por que tengo que saber si sigo enamorado de tí o no" , "necesito tiempo para aclararme sobre mis sentimientos", "esto no es un adios, sino un hasta luego".... ¿Te resulta familiar? ¿conoces a alguien que le haya ocurrido?. Esta situación es más común de lo que puedas pensar.

En algún momento, nuestro “Ulises” se ha parado a pensar en el daño emocional que le está produciendo a su expareja. Algunos y algunas incluso, suelen escribir, telefonear o quedar de vez en cuando para seguir alimentando mal sanamente la esperanza de la ex pareja, que espera y espera pacientemente a que vuelva con ella o con él, sin permitirle pasar página y rehacer su vida sin ese “Ulises” tóxico a tu lado. 

Pues tan dañino emocionalmente es para la persona que espera un regreso que no ocurrirá y le sume en un duelo afectivo perpétuo, como esa persona que alimenta malsana y egoístamente la esperanza de una ex pareja para que le espere, después de haber roto la relación y tras haberla abandonado. 

Abre los ojos y despierta, tú decides si quieres seguir siendo Penélope, esperando algo que sólo está en tu mente y alejarte de un Ulises que sólo te manipula por egoísmo, o bien, apostar por tí, dignificarte y empoderarte como persona que ama y reclama ser amada en iguales condiciones. 


Espero que mi artículo te haya ayudado a resolver tus dudas y a ampliar tus conocimientos. Si te ha gustado, dale a “Me gusta” y comparte. 

Gracias por seguirme.

¡Nos vemos en mi siguiente post!
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